Después de que los ingenieros drenaron las cataratas del Niágara en 1969, los observadores hicieron un descubrimiento que revuelve el estómago

Era el año 1969 y corría el mes de junio cuando un grupo de ingenieros logró un trabajo vigoroso. Luchando contra toda predicción, detuvieron la corriente de las famosas cataratas del Niágara, lo que produjo que esta atracción reconocida internacionalmente cayera en silencio. Pero cuando se secó completamente el agua por primera vez, una hazaña histórica del sitio, un oscuro secreto, escondido en las rocas salió a relucir.

Increíble vista aérea de las cataratas del Niágara

Hoy en día, gente de todas partes del mundo es atraída por el rugir de las cataratas, inundando la zona cada año de turistas, mirando con asombro la fuerza de la corriente. Mucha gente lo toma como un recordatorio latente, una prueba de la bella pero también peligrosa Madre Naturaleza. Hace más de 50 años ya, esta famosa corriente de agua tal salvaje pasó a ser un simple goteo, todo mientras se investigaba un suceso extraño.

Fotografía del momento en que comenzaron a secarse

En ese momento, tuvo el hombre que triunfar ante la naturaleza en una jugada espectacular, demostrando que la ingeniería resulta ser versátil es diferentes situaciones. Y cuando la cascada empezó a ceder algunos metros, la gente curiosa se había acercado para ver algo nunca antes visto. ¿Pero qué se reveló después de que las Cataratas del Niágara se detuvieran en seco? fueron testigos entonces de algo siniestro que estaba oculto a simple vista.

Congelamiento en una de las zonas de las cataratas

Hace ya aproximadamente algunos 18.000 años, las cataratas del Niágara fueron esculpidas por los notables avances de capas de hielo, que luego conformarían América del Norta. Luego, al derretirse el hielo, el agua comenzó a fluir hacia el conocido río Niágara, mientras erosionaba los acantilados a su alrededor y obteniendo como resultado el increíble sitio turístico que es hoy en día – incluso a pesar de su inquietante secreto.

Un grupo de personas contemplando la maravilla

En la actualidad, estas cataratas están ubicadas entre Canadá y Estados Unidos, además de ser uno de los puntos de referencia más reconocibles del mundo. Sin embargo, se desconoce desde cuándo los humanos conocen su existencia. Aunque no existe alguna prueba o registro en papel, es muy probable que los indígenas y las comunidades de estos que se encontrarán en la región, hayan sido los primeros en ver el encanto de esta maravilla.

Boceto de hace siglos atrás de las cataratas del Niágara

Pero, aunque el explorador francés Samuel de Champlain oyó por primera vez rumores de una inmensa catarata en la región a principios del siglo XVII, no fue hasta 1678 cuando el Niágara fue registrado por primera vez por los Europaos. Ese año, un sacerdote llamado Padre Louis Hennepin fue testigo del asombroso espectáculo mientras realizaba una expedición a lo que entonces se conocía como Nueva Francia.

Antigua posada a la orilla de la cascada

Entonces, cinco años después de tropezar con las cataratas, Hennepin publicó Un nuevo Descubrimiento, en el que describía su increíble hallazgo. Allí apareció por primera vez el nombre de Niágara, que se cree que proviene de la palabra iroquesa “onguiaahra”, que significa “el estrecho”. Y con los occidentales ahora conscientes de las cascadas, cada vez más viajeros comenzaron a acudir a la región.

Pareja recién casada de luna de miel

En el siglo XIX también aumentó el número de pasajeros del ferrocarril y las cataratas del Niágara comenzaron a desarrollarse como destino turístico. Pronto surgió una gran variedad de servicios para atender la afluencia de visitantes, muchos de los cuales eran parejas en luna de miel. Pero no fueron sólo los hoteleros locales los que vieron un potencial de beneficio en la poderosa atracción.

Primera central hidroeléctrica del mundo

A finales del siglo XIX, los industriales se dieron cuenta de que el agua que caía por las cataratas tenía un valor propio. Aprovechando la fuerza del torrente, de hecho, podían alimentar sus fábricas y molinos. Así que en 1895 se inauguró en la región una central hidroeléctrica – la primera instalación importante de su tipo que el mundo había visto – abrió en la región.

Nikola Tesla, famoso inventor de la época

Pero, aunque la estación era innovadora, sólo podía transportar electricidad a unos 300 pies. Afortunadamente, en 1896 el famoso inventor Nikolas Tesla llevó las cosas al siguiente nivel. Utilizando sus conocimientos sobre la corriente alterna, fue capaz de desviar la energía a más de 20 millas de distancia, hasta Búfalo, Nueva York.

Actualmente, una de las más importantes fuentes de energía alternativa

De hecho, Tesla hizo historia con su motor de inducción de corriente alterna, mientras que sus experimentos en el Niágara marcaron el primer uso de un sistema que todavía hoy transporta la electricidad por todo el mundo. Y más de 100 años después, las cataratas siguen generando energía hidroeléctrica, con plantas capaces de producir hasta 2,4 millones de kilovatios de potencia.

Una atracción dividida entre dos naciones

En la actualidad, las cataratas del Niágara están divididas entre dos naciones, con una parte estadounidense y otra canadiense. Y entre las dos comunidades acogen cada año a unos 30 millones de turistas. En las horas punta, los visitantes ven caer el agua a un ritmo de seis millones de pies cúbicos por minuto.

Una invención para el desvío de energía eléctrica

Sin embargo, es interesante que la cantidad de agua que llega a las cataratas disminuye significativamente por la noche. Verá, un tratado de 1950 permite a las empresas locales desviar más caudal hacia sus centrales eléctricas en los momentos en que la espectacular vista se verá menos afectada. Y ese no es el único momento en que el volumen de las cataratas del Niágara se ha alterado a lo largo de los años.

La corriente fluyendo y enfrentando grandes congelamientos

En 2019, por ejemplo, la atracción adquirió un aspecto totalmente diferente cuando las temperaturas inusualmente frías hicieron que se congelara en algunos lugares. Y aunque una parte del agua aún logró superar el borde de la catarata, grandes cantidades procedieron a convertirse en nubes de vapor mucho antes de llegar a la cuenca. Pero, aunque esto ha sucedido varias veces a lo largo de los años, los expertos insisten en que el flujo nunca se detiene.

Una de las cataratas más pequeñas de la zona

Entonces, ¿se han detenido realmente las cataratas del Niágara? Bueno, en parte sí. Técnicamente, el famoso monumento está formado por tres cataratas distintas. Además de las icónicas Cataratas de la Herradura, que atraviesan la frontera entre Estados Unidos y Canadá, hay dos cataratas más pequeñas situadas únicamente en suelo estadounidense: las Cataratas Americanas y las Cataratas del Velo de la Novia.

Obstrucción rocosa en 2019 que impedía que agua fluyera correctamente

Sin embargo, en 1965, los ciudadanos de las cataratas del Niágara (Nueva York) empezaron a preocuparse porque la maravilla natural de su lado de la frontera estaba empezando a perder su encanto. En particular, un creciente depósito de talud – la roca que se acumula en la base de una cascada – era una gran preocupación. Al parecer, el talud impedía que el agua descendiera en picado – y, según algunos, afectaba al atractivo estético de las American Falls.

Fotografía de la zona afectada por las obstrucciones

El 31 de enero de 1965, un artículo que destacaba el tema apareció en la portada del periódico Niagara Falls Gazette. En el artículo, el periodista local Cliff Spieler argumentaba que la persistente erosión podría acabar erradicando las cataratas americanas por completo. Y poco después comenzó una campaña para salvar el monumento, con la que se pretendía presionar al gobierno para que encontrara una solución.

Vista aérea de la zona afectada

Con la esperanza de atajar el problema, las autoridades estadounidenses y canadienses recurrieron a la Comisión Mixta Internacional (IJC) – organización que supervisa las normas relativas a las aguas compartidas. Pero mientras los expertos se afanaban en encontrar una respuesta, se puso en marcha una operación temporal para eliminar cualquier detritus de las aguas por encima de las cataratas.

Una de las presas para el control de aguas que contribuyó en el mantenimiento

Para lograrlo, primero era necesario desviar el flujo de agua sobre las cataratas americanas. Y así, el 13 de noviembre de 1966, se puso en marcha un ingenioso plan. Río arriba, la presa de control de aguas internacionales se puso en marcha y sus compuertas se abrieron de par en par para permitir la entrada de la corriente. Al mismo tiempo, las centrales hidroeléctricas se pusieron a pleno rendimiento.

Proceso de reducción de escombros aprovechando el bajo flujo de agua

Gracias a estas medidas, la cantidad de agua que fluía por las cataratas se redujo de 60.000 galones por segundo a sólo 15.000. Y a medida que el río retrocedía, los obreros salieron debidamente y comenzaron a retirar los escombros. Mientras tanto, los funcionarios del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos, o USACE, también aprovecharon la oportunidad para echar un vistazo más de cerca al lecho expuesto.